Atrina fragilis

Descripción
Bivalvo de frágil concha equivalva, que puede llegar a alcanzar los 48 centímetros de longitud. Sus valvas, inequilaterales al presentar el umbo en su parte anterior, son de forma triangular (forma de abanico), con el margen dorsal largo y estrecho, el margen posterior ancho y suavemente curvado, aunque a veces su extrema fragilidad hace que aparezca roto, y el margen ventral ligeramente sinuoso. Está esculpida externamente por 8-12 costillas radiales bajas, aunque en los ejemplares grandes pueden estar perdidas y parecer ópticamente lisas; tienen claras líneas de crecimiento. El ligamento es externo y se extiende unos 2/3 de la longitud del margen dorsal. La charnela no tiene dientes. Los filamentos de su biso son muy largos, finos y muy abundantes, asemejando a cabellos humanos. La cicatriz aductora anterior es pequeña, mientras que la posterior es larga y casi central. Su color externo es amarillo pálido a pardusco, con el umbo más oscuro; parte interna brillante y parcialmente nacarada.

Hábitat y Biología
Desde los 10 hasta los 400 metros de profundidad, en fondos arenosos, fangosos o mezcla de estos, donde vive semienterrada, fijándose para ello con los filamentos del biso a piedras o conchas hundidas en el sedimento, de forma que solo está a la vista la parte superior de las valvas. Acostumbra a ser un animal solitario, aunque excepcionalmente se puedan encontrar varios individuos en un área cercana. Su crecimiento es muy lento, se calcula en un máximo de tres centímetros anuales, y pueden tener una longevidad de unos 16 años. 

Especies semejantes
Atrina pectinata (Linnaeus, 1767), alcanza un tamaño menor, sus conchas son relativamente más anchas y su superficie exterior presenta costillas radiales, normalmente provistas de espinas planas.

Distribución
Desde el norte de las islas británicas hasta Mauritania, incluyendo el Mediterráneo.

Curiosidades
El nombre de la especie, fragilis, es un epíteto latino que significa "frágil", refiriéndose a la fragilidad de sus valvas.

Puede presentar un pequeño cangrejo comensal, Nepinnotheres pinnotheres (Linnaeus, 1758).

Antiguamente los pescadores, al recoger con sus aparejos este bivalvo y ver el largo biso que presentaba, creían que se alimentaban de personas que se habían ahogado y que el biso eran restos del pelo.